No me decidía a hacer esta entrada, que es post obligado de toda mama bloguera que se precie; pero es un momento muy duro de recordar.
Aunque si mi testimonio pone un granito de arena para que se acabe la violencia obstétrica habrá valido la pena.
Así que allá va... así nació Grommy...
1 semana antes, mi ginecólogo privado se dio cuenta de que no tenía apenas líquido amniótico y me recomendó que fuese al hospital a que me mirasen, no hacía falta que fuese de urgencias, pero por lo menos en un par de días debería ir.
Así que siguiendo sus instrucciones, allí me presenté. Los ginecólogos del hospital, con sus ecógrafos del cretácico, en los que se adivina más que se ve, me dijeron que el líquido era correcto.
Mosqueada pedí hora de nuevo a mi ginecólogo que me miró y me dijo: puede ser que haya regenerado algo, por que eso también va relacionado con la cantidad de líquido que tu ingieras, etc, etc.. pero no te fíes.
La semana siguiente tenía monitores; según ellos todo era normal, hasta que a mi marido se le ocurrió comentar: habéis comprobado el líquido amniótico por que le ha pasado ..... ( le contó lo antedicho)
Ahhh, pues es verdad!!! dijeron los ginecólogos:" no, no te puedes ir te quedas que esto hay que provocarlo, o puede correr peligro la vida del bebé"
Alucinados nos quedamos, ¿que pasa que si no se lo llegamos a decir me voy a mi casa tranquilamente y quien sabe lo que hubiese pasado?
Así que la primera en la frente. Luego todo fue a peor.
Me quedé ingresada con oxitocina en forma de tira vaginal, con la que estuve todo el día.
A las 8 de la noche, empecé a tener dolores cada 3 minutos y lo comenté a las enfermeras, que ya en tono despótico, me dijeron: Si claro y te ha entrado así de repente... primerizas!!!!
Como estaba allí mi hermana, que se gasta un genio fino, las cogió de las orejas y les dijo que me bajasen a paritorio a la de ya.
Me bajaron diciendo: si vas a volver a subir, mira que sois exageradas.
Y no, no volví a subir.
Estuve en monitores hasta las 22:00, que me pasaron a paritorio.
Una matrona súper amable me preparó, se encargó de que me administrasen la epidural que había solicitado, cosa nada fácil en un hospital público hace 4 años. Eso sí tumbada boca arriba que es lo que marcan las normas del hospital, importando un pimiento que estubiese cómoda o no.
Mientras, ella sola, atendió otros 4 partos; por que de noche, allí no se queda ni un ginecólogo, solo lo llaman en caso de urgencia.
Fue haciéndome tactos, cada x y comprobando que todo estuviese ok, muy amable y cariñosa. Muy empática en todo momento.
De pronto, empecé a encontrarme mareada y con ganas de vomitar. Vomité dos veces, no podía respirar, me ahogaba.
La matrona al darse cuenta, me paró el gotero de la epidural y estuvo vigilando que estuviese bien, los diez minutos que le quedaban de turno. Y luego se fue, por que cambiaban el turno. Cuando se marchó yo estaba dilatada de 9 cm.
Era la 1: 30 am.
Entró de turno una matrona de mediana edad, " muy resabiada".
Que vino a hacerme un tacto, dijo que faltaba mucho y se fue, allí me quedé yo
sola, boca arriba, con unos dolores insoportables, dolor de contracciones finales, dolor de riñones,
DOLOR.
Tumbada boca arriba, obedeciendo lo que me habían dicho, confiando en que sería lo mejor, ya que eran profesionales los que me lo habían " ordenado"
Y remarco SOLA, por que allí no dejaron entrar ni a mi marido ni a ningún miembro de mi familia.
Sola por que allí estaba muerta del dolor y nadie, y reitero, nadie se digno en aparecer por allí.
Esa " señora" que se supone que tendría que estar atendiéndome se fue durante horas.
Mi hermana, ya más que preocupada, buscó a quien pudiera por lo menos informar de que pasaba, por que no era normal, que siquiera hubiesen dicho si todo estaba bien, si no lo estaba o que estaba pasando
3:30 am, la señora deja entrar a mi marido.
Yo muerta de dolor, cuando vino a hacerme otro tacto, le dije, que me dolía muchÍsimo, que no podía soportarlo, ni siquiera me quedaban fuerzas para aguantar un hilito de voz.
La buena mujer, me dijo: es imposible llevas la epidural puesta.
No, no la llevo, me la han quitado, me ha dado una reacción muy rara.
Eso no puede ser, me replicó ella.
Comprobó que estaba quitada y me volvió a monitorizar por que además de la epidural me quitaron todo lo que llevaba enchufado. Tensiómetro incluido.
Hizo otro tacto, "sigues de 9" y se volvió a marchar, " Cuando notes la contracción empuja, luego vuelvo", dijo, y sí volvió, pero a las 3 horas.
El dolor continuaba más y más fuerte.
Estaba tan cansada; no podía más, solo quería que terminara ya todo, quería morirme literalmente.
Volvió otra vez a las 9 de la mañana y volvió a marcharse a desayunar.
Por lo menos pude desoir su orden de no beber y mandé a mi marido a empapar un algodón para humedecerme los labios.
A las 9: 30 entró el equipo médico de turno y con él un ginecólogo, que al verme dijo: " pero como es posible que esté esto así todavía?"
Me miró y me dijo: "Si no pares ya esto va a acabar mal", como si fuese por mi culpa que todo aquello no hubiese ido adelante.
Como si no hubiese estado haciendo pujos desde las las 2:00 am, hasta el momento que parí.
Me realizó el la maniobra más dolorosa que se puede llegar a imaginar, desaconsejada según la OMS, la maniobra de Kristeller. Mientras el ginecólogo metía la mano entera a través del canal del parto, 4 matronas presionaban hacía abajo mi barriga, subiéndose encima.
Está claro que fue cuestión de emergencia, pero lo que también está claro es que si hubiese habido alguien atentiéndome, se habrían dado cuenta antes de que si desde las 20:00 h, que me puse de parto, hasta la 1:30 había dilatado 9 cm y después en toooodaaa la noche no dilato ni pizquita más es q no iba a dilatar más.
Y sí, parí o me parieron; por que al final fue un parto instrumentado con forceps, en el que lejos de notar como sale el bebé sientes como si te estuviesen arrancando el bebé con el utero incluído.
Grommy nació a las 10:09 h de la mañana tras un largo y terrible parto.
Y sí, la maniobra de Kristeller tuvo consecuencias, consecuencias muy graves.
Mi hijo nació con un neumotórax que a punto estuvo de costarle la vida.
Tuvieron que punzarle el pulmón, para extraer el aire. Debido al estrés por falta de respiración se quedó sin la glucosa propia y hubo que administrársela por gotero.
48 horas estuve sin mi bebé, 48 horas en las que nos dijeron que no podían asegurarnos si el bebé saldría adelante.

Por supuesto al preguntarles el por que del neumotórax, se cubrieron las espaldas, mintiéndonos; diciendo que a veces al respirar por primera vez el pulmón se expande y golpea las costillas " pinchándose"
En cuanto a mi, ese parto tan largo y doloroso ha causado prolapso en grado 2 de mi útero.
Del que todavía no me he recuperado y que quizás me cueste una intervención quirúrgica.
Sí, fue un parto íntimo, demasiado, un parto en soledad, un parto sin ayuda, un parto con miedo y dolor, un parto donde no tuve a nadie durante horas a quien tomar de la mano.
A veces, como en mi caso, confiamos en los que se llaman profesionales y en ocasiones nos encontramos con malas respuestas, con malas formas y tratos. No podemos imaginar que una cosa tan importante como es dar la vida vaya a ser tan infravalorado.
Pero sí, desgraciadamente estas cosas ocurren y no está demás que alguien nos las cuente, para sepamos que no debemos consentirlo.
Estamos en nuestro derecho de que respondan a cualquier cosa que nos preocupe, que no nos guste o que no entendamos. El parto es nuestro.
Afortunadamente en el segundo parto la " resabiada" era yo; y os puedo asegurar que fue un parto maravilloso.
Un parto natural, sin epidural, sin dolor y con un gran equipo médico al que exigí que estuviese a mi lado y me comunicasen cada paso que pensasen dar.
A diferencia de su hermano, Pequete nació en 20 minutos.
See you later. Babbupi's Mumm.